Navegantes que han preferido el Mediterráneo para disfrutar del viaje. Saben que tienen en la proa de sus embarcaciones buena parte de la historia y la cultura del hombre. Y parajes, islas, bahías aún llenas de misterio y de promesas. Paisajes, olores, sonidos, la música antigua de los versos griegos y latinos. Algo que los acompañará, ya siempre, hasta el final. Esto es el Mediterráneo. Los ojos del marino que hoy navega por estas aguas, mágicamente azules, contemplan tres milenios de historia y de leyenda.
Durante todo el año. Llegan al caer la tarde y, entonces, amarran sus barcos. Pero durante estos meses, son muchas más las embarcaciones que en los largos atardeceres entran en Cartagena y fondean en la marina. Horas o días después, con las primeras luces del alba, se harán de nuevo a la mar. Arrancarán el motor o darán la vela, y se alejarán, otra vez como pájaros del mar, acaso para siempre.
¿Todos ellos? No, no todos.
Muchos regresan a la marina, al cabo de cierto tiempo. Pero otros, fascinados por la calma y el embrujo de la ciudad, encantados por la acogida de la gente, por lo benigno del clima, por la comida, por la comodidad de un puerto que ofrece todos los servicios, y por tantas cosas que no tienen una explicación tan evidente, deciden quedarse y, así, interrumpen el viaje. Durante meses y años. O para siempre.
Pero esto no sucede sólo con los viajeros y con sus barcos. También las regatas vuelven a Cartagena y al Yacht Port. La organización de la Audi MedCup, por cuarto año consecutivo, ha elegido Cartagena como sede de la regata clasificatoria más importante que existe en la actualidad. Sólo cinco puertos tienen el honor de albergar esta competición. Cartagena y el Yacht Port conocen los motivos.
Por último, señalar que cada vez en mayor medida, los navegantes de medio mundo han ido identificando Cartagena con la marina internacional del Yacht Port.